El tacto del bebé se desarrolla desde una etapa temprana de la vida fetal. Con él inician el conocimiento de su entorno, las primeras referencias tanto en la etapa intrauterina como del mundo exterior. Mediante él, reciben de sus cuidadores el calor, la energía y el afecto y refuerzan su vínculo con ellas.
Los beneficios del masaje infantil ya eran conocidos por nuestros antepasados, y hay referencias de más de 3000 años de antigüedad. En la cultura occidental fue introducido el siglo pasado de la mano de profesionales como Frederick Leboyer, o Vimala McClure, entre otros. Leboyer observó en la India a las madres masajeando a sus criaturas y trajo a occidente el Shantala, el masaje de los bebés en la India, al que le puso el nombre de la primera mujer a la que vio realizarlo.
Los estudios realizados al respecto ponen de relevancia, no solo que es un momento lúdico de placer y disfrute mutuo, sino que además es una valiosa herramienta para mejorar la salud. Por ejemplo, el trabajo con esta herramienta, de manera adaptada, con prematuros mejoraba el aumento de peso de las criaturas y disminuía los días de hospitalización.
Para la criatura
El masaje infantil mejora la vinculación, la comunicación preverbal y el apego seguro por la interacción del cuidador con la criatura. Estimula el aparato digestivo y circulatorio, entre otros, y tiene efectos muy positivos en el desarrollo del sistema nerviosos.
Además, es de gran ayuda con las molestias de los más pequeños por cólicos del lactante, estreñimiento, dolor dental, etc., y, al ser reductor del estrés y relajante, mejora el sueño y la irritabilidad, entre otros.
Para el cuidador
Es una herramienta de gran utilidad para entender mejor a la criatura, sus señales y demandas. Esto incrementa la confianza y mejora las habilidades del cuidador, que se siente más seguro en su papel. Tiene una influencia positiva en la lactancia, la depresión posparto y es especialmente positivo para los padres.
¿Cómo comenzar? Pregunta a tu matrona
Es tarea de la matrona cuidar del neonato sano hasta los 28 días de vida. Además, muchas de ellas incluyen el masaje infantil como herramienta en sus grupos de posparto y lactancia. No dudes en consultarle tus dudas.
«Si soy tu bebé, tócame.
Necesito tanto que me toques.
No te limites a lavarme,
cambiarme los pañales y alimentarme.
Acúname cerca de tu cuerpo,
besa mi carita y acaricia mi cuerpo.
Tu caricia relajante y suave
expresa seguridad y amor.
Si soy tu niño, tócame.
Aunque yo me resista y te aleje.
Persiste, encuentra la manera
de satisfacer mis necesidades.
El abrazo que me das por las noches
endulza mis sueños.
Las formas en que me tocas durante el día
me dicen cómo te sientes.
Si soy tu adolescente, tócame.
No creas que, porque sea casi adulto,
no necesito saber que aún me cuidas.
Necesito tus brazos cariñosos
y tu voz llena de ternura.
Cuando el camino se vuelve duro,
el niño que hay en mí te necesita.
Si soy tu amigo, tócame.
No hay nada que me comunique mejor tu cariño
que un abrazo tierno.
Una caricia curativa cuando estoy deprimido
me asegura que me quieres
y me informa de que no estoy solo.
Y tu contacto pudiera ser el único que logre.
Si soy tu pareja, tócame.
Podrías creer que basta la pasión,
pero solo tus brazos rechazan mis temores.
Necesito tu toque de ternura que me da fe,
y me recuerda que soy amado
porque soy como soy.
Si soy tu hijo adulto, tócame.
Aunque tenga mi propia familia para tocar,
aún necesito que me abracen mamá y papá
cuando me siento triste.
Como padre yo mismo,
mi visión ha cambiado
y los valoro aún más.
Si soy tu padre anciano, tócame.
Como me acariciaban cuando era pequeño.
Coge mi mano, siéntate cerca de mí, dame tu fuerza
y calienta mi cuerpo cansado con tu proximidad.
Mi piel está arrugada,
pero goza cuando es acariciada.
No tengas temor, sólo tócame.»
Phyllis K. Davis
Julita Fernández Arranz, matrona HGU Gregorio Marañón
26 enero, 2016 en 10:27
Casualmente he dado con este articulo que se enlazan desde nappy.es y cual ha sido mi grata sorpresa que está firmado por la Matrona que atendió a mi mujer en su primer parto en el Hospital Gregorio Marañón, ya hace casi 4 años y aún recuerdo ese espejo que tan bien le vino a mi mujer. Gracias de nuevo por todo Julita.
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28 enero, 2016 en 16:42
¡Que ilusión ver vuestro mensaje! Gracias a vosotros por permitirme formar parte del nacimiento de vuestro hijo. Cuidaros mucho
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