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Cuidados inmediatos después del parto

La llegada de un bebé es uno de los momentos más bonitos y significativos en la vida de una mujer. La preparación del embarazo a menudo enfoca el parto como la etapa final, sin embargo, tras el nacimiento del bebé empieza una nueva etapa que requiere ciertos conocimientos y cuidados.

Las primeras 24 horas después del parto son el periodo de mayor riesgo de complicaciones. Por lo tanto, tras la llegada del bebé es necesario observar cuidadosa y regularmente a la recién mamá para determinar que todo evoluciona adecuadamente.

Las constantes vitales se controlan tanto en los partos normales como instrumentales, aunque en estos últimos el control es más riguroso.

A veces es necesario aplicar frío local en la zona genital para disminuir la inflamación y proporcionar alivio a la mujer, ya que se reduce el dolor producido por la episiotomía o desgarros, así como el de las hemorroides. Sin embargo, la aplicación de hielo debe hacerse de forma intermitente y no más de 24 horas, porque puede frenar la correcta cicatrización de la zona.

También es importante valorar la altura y consistencia del útero tras el parto, ya que es indicativo de una correcta contracción y protección ante sangrados. Se valoran, además, el aspecto de los loquios, su color, cantidad, olor y presencia de coágulos.

Si el parto ha sido con analgesia epidural, puede producirse pérdida de la sensación de orinar. Es necesario, por lo tanto, vigilar la evacuación de la vejiga en las primeras horas tras el alumbramiento. Si la mujer no puede orinar espontáneamente es necesaria la colocación de una sonda vesical para vaciar la vejiga.

Tras el parto, existe una tendencia hacia el estreñimiento de la mujer debido a la relajación muscular del recto, a la escasa ingesta de alimentos durante el parto y los momentos previos, o a la molestia de la zona perineal. Así que no es de esperar la evacuación espontánea antes del segundo o tercer día después del parto.

Es necesario valorar la aparición de inflamación y/o dolor en las piernas. Levantarse de la cama cuanto antes tras el parto, siempre que no exista contraindicación, disminuye el riesgo de enfermedad tromboembólica. Aunque después de un parto con anestesia epidural hay que esperarse un mínimo de tiempo antes de levantarse.

Si la recién mamá está de acuerdo en alimentar al bebé con lactancia materna, se favorece la puesta precoz al pecho aprovechando el estado de alerta del recién nacido en los primeros minutos de vida. En caso contrario, la inhibición láctea debe realizarse lo antes posible, ya que es más efectivo y produce menos molestias.

El dolor después de un parto normal puede ser ocasionado a lesiones dolorosas de la zona genital, episiotomía, desgarros o hematomas, incluso por la anestesia. No se da de forma rutinaria ningún tipo de medicación. Sin embargo, si fuera necesario se administrarían fármacos que no pasen al bebé a través de la lactancia materna.

El tiempo que pasa el recién nacido con la madre, depende del estado de los dos y de la política de los centros asistenciales. Afortunadamente, cada vez son menos los lugares donde existen los nidos y se separa a madre e hijo, ya que este hecho dificulta la vinculación afectiva entre ellos.

Las primeras 24 horas después del parto corresponden a la fase de posesión descrita por Reva Rubin, caracterizada por un comportamiento dependiente, incapacidad de elección y una necesidad de asumir la experiencia del nacimiento. La mejor forma de que una mujer aprenda a cuidar a su hijo es siendo cuidada ella misma durante las primeras 24 horas, para así poder descansar y recuperar energía física y psicológica necesaria para proporcionar cuidados al bebé.

Es importante recordar que la vinculación de la madre y el padre con el hijo se inicia desde el embarazo, aumenta al producirse el parto y se intensifica posteriormente.

La matrona puede ayudar a la pareja en las primeras interacciones, como por ejemplo colaborando con la madre la primera vez de la puesta al pecho de su hijo, ya que estas interacciones son importantes y constituyen los pilares sobre los que los que la relación familiar continúa su desarrollo.

Poco a poco, la mujer irá encontrándose menos cansada por el esfuerzo físico del parto, y gracias a las hormonas y la nueva compañía de su recién nacido, tendrán al sensación de comerse el mundo, aunque puede encontrarse también con altibajos e incluso estado de ánimo bajo; pero todo esto es normal y se vuelve a la normalidad en los días siguientes.