Esa es una de las preguntas que más preocupan a las mujeres embarazadas, sobre todo si se trata del primer bebé. Y, en muchas ocasiones, se acude por desconocimiento, miedo, o incluso forzada por el resto de familiares. En consecuencia, son muchas las embarazadas que regresan a casa tras sufrir una exploración o una ecografía innecesarias, a veces a altas horas de la madrugada, sintiéndose cansadas, desilusionadas y algo culpables.
Principalmente, hay cinco razones por las que se acude a urgencias: contracciones, sangrado, pérdida de líquido, fiebre materna e inactividad del feto. El saber reconocerlas bien puede ayudar a evitar un paseo innecesario al hospital, con todo lo que ello conlleva.
Contracciones
Las contracciones suelen comenzar hacia el tercer trimestre de embarazo, aunque éstas no llegan a hacerse dolorosas hasta el final de la gestación. No es necesario acudir a urgencias después de sentir varias contracciones, sobre todo, en todas aquellas mujeres que vayan a tener su primer hijo, ya que normalmente tendrán durante varios días contracciones irregulares, de intensidad variable, hasta el momento en que arranque el parto. Lo que suele ocurrir en estas situaciones es que la matrona recomiende el alta a la embarazada, ya que con ese tipo de contracciones el cuello del útero no estará modificado lo suficiente, y la gestante no estará de parto.
Lo ideal es que se acuda al hospital cuando las contracciones sean cada tres minutos, durante al menos dos horas. En el caso de aquellas que ya hayáis tenido un hijo, deberéis acudir en el mismo caso, sólo que en esta ocasión cuando el intervalo sea de cinco minutos.
Sangrado
Todas aquellas embarazadas que posean una placenta previa deben acudir a urgencias ante la presencia de cualquier sangrado. Sin embargo, en aquellas que no, se recomienda observar cómo es ese sangrado; su color y su olor, antes de decidir si acudir o no al hospital. ¿Y cómo se hace? Hay que colocarse una compresa y esperar durante un pequeño periodo de tiempo. Si al cabo de ese tiempo se ha empapado (semejante a un día de menstruación abundante), y la sangre presenta un color vivo, se recomienda acudir a urgencias. Si no, tranquilas. Puede que se trate de pequeñas contracciones, y ese manchado no sea más que una demostración de que el cuello del útero se está modificando.
Pérdida de líquido
Respecto a la sospecha de pérdida de líquido, se seguiría un procedimiento similar al que se ha seguido con el sangrado. Se coloca una compresa y se comprueba si esta se empapa o no. En el caso de que sí, hay que recordar la hora en la que se rompe la bolsa y acudir al hospital. Si el líquido es claro, hay tiempo para una ducha y para preparar las cosas del bebé con relativa tranquilidad. Si es de otro color (verde o marrón) hay que acudir al hospital más rápidamente.
Fiebre materna
Es normal que la futura madre tenga la temperatura corporal algo más elevada debido al embarazo, pero si supera los 38ºC, hay que acudir a urgencias.
Inactividad del feto
Por último, está la falta de percepción de movimientos del bebé. Lo que hay que hacer en este caso es colocarse de lado izquierdo en la cama o en algún sitio cómodo, tomar algo azucarado y esperar durante al menos dos horas. Si en este periodo de tiempo no se llegan a contar diez movimientos del bebé, hay que acudir a urgencias, pero siempre intentando estar tranquilas, sin adelantaros a los acontecimientos. Los bebés también tienen periodos de sueño y descanso, y es normal que cuánto más cerca de terminar el embarazo, menos se moverán.
En cualquier caso, si sentís o reconocéis algún signo o síntoma que os mantiene intranquilas, tenga o no que ver con lo mencionado anteriormente, siempre podéis acudir a vuestra matrona del centro de salud, o bien acudir al hospital si ésta no está allí.